El tremendo desarrollo de la medicina en las últimas décadas ha llevado consigo un considerable aumento de las expectativas de vida del hombre, que ha pasado de 34 años, a principios del siglo XIX, a más de 80 en la actualidad.

Aunque cada vez es mayor el número de personas que llegan a la ancianidad en un óptimo estado de salud y con una mejor calidad de vida, también son muchas las que, por su patología crónica, requieren una serie de cuidados continuados, cuidados que en muchas ocasiones reciben en su hogar o el de su familia, pues la familia sigue siendo el principal soporte social del anciano.

PRINCIPALES PROBLEMAS DE SALUD

Los principales problemas de salud que afectan a este segmento de la población son los siguientes:

  • Problemas respiratorios como infecciones causadas por el aumento y retención de secreciones (flemas).

  • Problemas nutricionales causados por pérdida de apetito y disfagia (dificultad para deglutir alimentos).

  • Problemas de eliminación causados por incontinencia intestinal y urinaria, así como formación de fecalomas por estreñimiento e infecciones urinarias.

  • Problemas circulatorios y osteoarticulares causados por la inmovilidad y por enfermedades crónicas.

  • Problemas de la piel causados por la presión ejercida de forma continuada en una zona corporal, debido a la inmovilidad.

  • Problemas neuropsiquiátricos causados por demencias, párkinson, alzheimer, estados depresivos... Estos problemas, junto con la dificultad para deambular, conllevan un alto riesgo de caídas.

  • Problemas de los órganos de los sentidos como hipoacusia (disminución de la audición) y disminución de la agudeza visual.

CUIDADOS BÁSICOS

HIGIENE

La higiene corporal debe realizarse con jabón neutro, secando cuidadosamente, sin frotar y prestando especial atención a los pliegues cutáneos. Se procederá posteriormente a la hidratación de la piel, realizando masaje para activar la circulación, evitando siempre las prominencias óseas.

En pacientes encamados, las sábanas deben quedar bien estiradas, sin pliegues y sin restos como migas de pan, etc.

ALIMENTACIÓN

Abundancia de verduras y frutas para aportar suficiente fibra; leche y proporción adecuada de legumbres, proteínas y grasas, evitando abusar de grasas de origen animal. Habrá que asegurar un aporte adecuado de líquidos (de 1 a 1,5 litros al día). En pacientes que tengan problemas de deglución, habrá que valorar el uso de espesantes específicos para líquidos a fin de evitar el riesgo de atragantamiento. Asimismo, deberán estar incorporados y mantenerse en esta posición durante un tiempo después de ingerir.

Si no se muestran colaboradores se puede recurrir al uso de jeringas de alimentación e incluso, en casos extremos, y siempre según criterio médico, al uso de dispositivos externos como sondas nasogástricas.

El paciente en alto riesgo de desarrollar úlceras por presión (o que ya las ha desarrollado) requiere una dieta hiperproteica y con suficiente aporte de vitaminas A y C, para facilitar el proceso de cicatrización. En algunos casos, será necesario, según criterio médico, dar suplementos alimentarios (batidos, etc.)

EJERCICIO FÍSICO

Sería conveniente dar paseos tan largos como fuera posible, evitando fatigarse. En caso de no poder salir, movilizarle varias veces al día y pasear dentro de casa, evitando obstáculos como alfombras o calzado inadecuado.

PREVENCIÓN Y DETECCIÓN DE ÚLCERAS POR PRESIÓN

Denominamos úlcera por presión a una lesión de la piel producida cuando se ejerce una presión continuada sobre una zona determinada, normalmente una prominencia ósea. La mayoría de estas úlceras pueden prevenirse realizando una serie de cuidados específicos sobre la piel y sobre el manejo de la presión:

CUIDADOS DE LA PIEL :

Examinar a diario la piel en busca de zonas enrojecidas que no desaparecen al aliviar la presión.

  • No utilizar sobre la piel ningún tipo de alcoholes (de romero, tanino, colonias...); aplicar cremas hidratantes procurando su completa absorción.

  • Evitar el exceso de humedad en pacientes incontinentes, valorando la posibilidad de utilizar colectores de orina.

MANEJO DE LA PRESIÓN :

Está generalmente aceptado que una presión mantenida más de dos horas puede ocasionar una lesión. Para minimizar el efecto de la presión hay que considerar varias acciones:

  • Realización de cambios posturales cada 2 ó 3 horas siguiendo una rotación programada (en pacientes encamados boca arriba y sobre ambos costados) utilizando almohadas para mantener la postura elegida. Habrá que evitar el arrastre al realizar estas movilizaciones.

  • En los pacientes sentados los cambios posturales serán más frecuentes, levantándolos de la silla, al menos cada hora. Se debe evitar el uso de flotadores, ya que aumentan la presión de las zonas de contacto y dificultan la circulación.

  • Usar cojines o almohadas para evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí (rodillas, tobillos).

  • Prestar especial atención a los pies (talones y tobillos), utilizando calcetines que no opriman, patucos con mullipiel, o dejándolos al aire sobre una almohada.

  • Existen en el mercado colchones especiales de presión alternante que pueden ayudar a aliviar las zonas de presión, aunque NUNCA SUSTITUYEN a los cambios posturales.

 

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